Muchas experiencias negativas de muchas personas en busca de respuestas certeras han creado un clima de desánimo y mala predisposición hacia la videncia. Lamentablemente, algunos farsantes han logrado que el campo de acción de los videntes buenos se viera considerablemente recortado, pues lo cierto es que la gente pierde desconfianza en las prácticas con mala fama.
Pero quien alguna vez se haya topado con una persona que verdaderamente ejerce el don de la videncia sabe bien que no es una farsa: hay personas que pueden, sin dudas, ver más allá de lo evidente y aparente, y brindarnos algunos datos que de manera sorprendente pueden mejorar nuestra forma de vivir.
¿Cómo identificar videntes buenos?
Indudablemente, las personas somos más que carne y hueso. El vidente es aquel que, además de saber esto por teoría, puede percibirlo en frente a otra persona. Reciben ese nombre por la idea de ver más allá, de percibir más que lo que percibimos todos. Los buenos videntes tienen un manejo maravilloso de la energía, y comprenden nuestras dudas, miedos y deseos sin tener que preguntárnoslo.
Si deseas presentarte a una sesión de videncia o de adivinación, el mejor consejo es que no vayas con actitud desafiante. Se trata de personas que genuinamente perciben más que nosotros, y la mala predisposición, o el hecho de que te encuentres esperando que se equivoque, solamente podrían entorpecer, lejos de enriquecer, una consulta que realmente podría significar un salto cualitativo en la vida de cualquier persona.